En el ADN del zuliano y de todo el venezolano está el béisbol. Es un deporte que llegó a Venezuela por influencia de la actividad petrolera y por jóvenes que lo trajeron desde Estados Unidos cuando estudiaron en esa nación norteamericana en las universidades. Traído además por los involucrados directamente con las empresas petroleras en los años del reventón y el inicio de la industrialización.
Venezuela, es el único país de Sudamérica donde el béisbol es el deporte rey y a pesar de los intentos y grandes esfuerzos por masificar el fútbol –que de hecho se ha logrado- sigue siendo el béisbol el deporte que despierta pasiones en el país de Simón Bolívar.
Aunque también se observa en cualquier barriada e incluso residencial de la ciudad muchachos jugando fútbol o lo que de niños llamábamos ‘futbolito’ sirviéndose de un balón viejo y un par de piedras o tubos que demarcaban una portería, asimismo, desde tiempos impensables se observaba en las barriadas venezolanas y zulianas niños jugando béisbol, no importa si la pelota era de papel de aluminio o de media y si el bate era un palo o una tabla.
Fue el Petróleo y su influencia el que cimentó para siempre el deporte de los diamantes en nuestro país y, desde luego, en un estado como el Zulia, que fue el primer gran productor del crudo y el primero en recibir a las trasnacionales que iniciaron la industrialización petrolera. Ellos trajeron el béisbol al Zulia, pero ya en Caracas también se practicaba y despertaba emociones.
Sin embargo, un hecho sería el que definitivamente catapultaría al béisbol para siempre como el principal deporte de Venezuela, la hazaña de los héroes de 1941, una selección de béisbol amateur compuesta, entre muchos otros, por glorias del béisbol zuliano. Con ese campeonato mundial obtenido por Venezuela en La Habana, se termina de sembrar la pasión del venezolano por este hermoso deporte.
Decir que hay una rivalidad más férrea actualmente en Venezuela que un Caracas-Magallanes es mentir. No existe tal cosa, ni siquiera en el fútbol, donde las rivalidades e hinchadas son mucho más apasionadas que en el béisbol por un tema cultural. Caracas FC y el Deportivo Táchira rivalizan a muerte entre ellos, pero, aun en Venezuela, hoy en día no hay rivalidad que le gane a un Caracas-Magallanes, una rivalidad con una historia muy añeja, pero no tanto como la del Gavilanes-Pastora en Maracaibo. En ella nos enfocaremos.
En la época de los 40, no existía ni siquiera en la imaginación de nadie que algún aficionado o fanático pudiera lucir en la tribuna un uniforme de pelota similar al de su equipo favorito tal como ocurre hoy día. Eso era impensable, porque, entre otras cosas, el béisbol no se había mercadeado al punto de lo que se ha mercadeado hoy. Por otro lado, solo podía usar un uniforme aquel que se lo ganara a fuerza de mostrar habilidad, destreza y disciplina, de eso habla don Luis Aparicio.
Sin embargo, en la época de los 40, los maracaiberos, a pesar del clima, vestían formalmente con pantalón de vestir, camisa, saco, corbata y sombrero, en su mayoría borsalino. Así que, en el estadio tú veías esas tribunas a reventar de gente en su mayoría hombres, donde destacaban los sombreros borsalinos.
El ambiente de béisbol
El béisbol era naciente en Venezuela. Los parques de pelota no eran la gran cosa. Eran apenas espacios chicos con su diamante como escenario para el encuentro y una pequeña tribuna que más adelante extendieron hacia los costados, todo eso hasta que llegó el flamante estadio que sería testigo de las grandes hazañas y vivencias de la que, al menos en el Zulia, consideran la más férrea de las rivalidades deportivas en el país, el Gavilanes-Pastora.
Retretas, ventorrillos de pistachos, maní, arepas, empanadas, pastelitos y la infaltable cerveza Zulia –la original- ambientaban el escenario para el encuentro del maracaibero con el béisbol en el flamante estadio que no era otro que el ‘Estadio Olímpico de Maracaibo’ posteriormente bautizado ‘Alejandro Borges’.
Incluso, cuando aquello apenas era incipiente la gente se colocaba tras las bardas donde hacían huecos en las paredes o abrían alguna puerta que daba acceso a poder medio ver a los peloteros en acción. Era toda una novedad que poco a poco iba afiebrando a la población.
¿Y el estadio Belén?
El duelo comenzará dentro de poco. Gritos de emoción hacen retumbar cada centímetro del estadio Belén, ubicado en el cerro Los Padres, cerca de la bajada de ‘Pichincha’ en la calurosa y bullanguera Maracaibo.
Dos bandos dividen las gradas simétricamente: Gavilaneros y Pastoreños hinchaban a rabiar por sus equipos Gavilanes de Maracaibo y Lácteos de Pastora, rivales del béisbol romántico.
Durante más de dos décadas, esa frase acompañó cada uno de los encuentros que se disputaron entre ambas novenas, las cuales, junto con otras, marcaron la época de oro del béisbol en el Zulia.
Fuente: noticiaalminuto.com